XV

El condenado a la silla eléctrica recibe un segundo bautizo, el definitivo, cuando la esponja húmeda, que rezuma agua, toca su cabeza. La ceremonia de la despedida está preparada. Es la hora. Se acciona el interruptor de la vida y la muerte. Mientras la descarga chisporrotea en los electrodos y quema su cerebro, vuelve al origen, VE, contempla el espacio abierto de la infancia, el lugar primigenio de todo hombre, el paraíso que se va a llevar de forma irremediable al infierno. El humo en los puntos de contacto del metal con la piel, el olor inconfundible de la carne quemada, señala el viaje sin retorno, la transustanciación violenta, eléctrica.

XIV

Dentro de la botella, el agua se balancea rítmicamente, como acunada por los movimientos del tren, en un suave movimiento de flujo y reflujo. El carrito está frenado en un lateral. El bebé duerme con placidez, en sintonía con el líquido elemento, envuelto en una manta púrpura. Es ajeno a todo lo que ocurre a su alrededor; viaja dentro de sí mismo, a regiones que nunca conoceremos. Leves movimientos de su cara delatan la experiencia interior. En la camiseta naranja, encima de la flor azul estampada, se distingue la palabra "Harmony". Dice la verdad.

XIII

La manera de hablar de las cosas siempre es importante, baña los cuerpos con una suave capa de sentido que penetra por los poros. La madre pronuncia el nombre descriptivo de cada masaje mientras posa sus manos con delicadeza sobre el bebé. Es como una ceremonia sin necesidad de altar. El Sol y la Luna es un movimiento semicircular, sobre la barriga, primero con una mano hacia la izquierda y después con la otra hacia la derecha, simulando la alternancia de la noche y el día, junto con su forma esférica; la Noria es un movimiento ascendente de una mano tras otra, desde el ombligo hacia arriba, con el canto de la mano, a modo de vagonetas que ascienden a la cumbre. El bebé se deja hacer embelesado. Es la unión perfecta y gozosa de la palabra y el cuerpo. Todavía no puede ver con claridad; apenas sigue con la mirada los movimientos. Vive envuelto en una nebulosa de sensaciones, de contornos difusos y sonidos superpuestos. Magma sensorial en el que empieza a distinguir, hace su aparición una figura cada vez con mayor claridad, más nítida, como si asistiera a la creación del mundo por segunda vez desde que abandonó el interior. El bebé de repente VE a su madre como si sus presentimientos se confirmaran, su pensamiento se hubiera materializado milagrosamente, cobrara vida; ha tenido una idea desde que vino al mundo, no podía pensar en otra cosa, y ahora, al fin, la puede ver son sus propios ojos. Madre, estás ahí. Todas sus plegarias habían sido escuchadas desde la oscuridad del útero materno, no habían sido en vano. Era real. Esto debe ser la felicidad; da gracias por estar en este mundo. La esperanza es un hecho. El mundo seguirá teniendo sentido, pase lo que pase, mientras quede una sola madre mirando con ternura a sus hijos.

XII

Una estrategia positiva para marcar límites a los niños, dirigir su atención y encauzar sus actos dentro de un proyecto es darles a elegir. A efectos de impedir desviaciones no deseadas o preocupaciones innecesarias respecto a un patrón de conducta que se considera normal, y para aumentar el control de la vida en la infancia, siempre es útil y efectivo, mucho más que las negativas, que puedan escoger entre algunas opciones. En lugar de que el día a día esté lleno de lágrimas, quejas y recriminaciones, se llena de opciones inacabables, lo más sencillas posibles, como maniobra de distracción para ganar tiempo. Puede tratarse de elegir la ropa que se van a poner o lo que quieren para comer, tanto da, lo importante es que la elección se proponga como forma de vida. El objetivo de este modelo electivo, de esta serie de opciones sucesivas, es establecer la sucesión como tiempo dominante, una cosa viene detrás de la otra, y reducir la potencia de actuar a la decisión voluntaria de escoger entre varias alternativas dadas. En el futuro inmediato espera el acto de la compra y la venta. La consecuencia más grave es la mutilación de la vida y el aplastamiento, desde el principio, del acto libre. La libertad nunca consiste en la libertad de opción, no se funda en el acto de escoger; la única liberación real es la libertad sin opciones, actuar sin opción, cuando no queda o no hay opción predeterminada, sin margen de maniobra. Sólo somos libres de no-escoger. La elevación de las estrategias de modificación de la conducta en la infancia, a práctica estándar en el orden social, genera cada vez más opciones, alternativas, aplicaciones y versiones de lo mismo en proporción directa a la falta de libertades. Cada opción, cada posibilidad, cada nuevo producto, es una coartada de control y coarta una acción, es un obstáculo para actuar, retrasa de forma indefinida las acciones, barrera invisible, en su mayor parte digital, imposible de sortear. Tener cada vez más posibilidades es una forma perversa y muy elaborada de hacer cada vez menos, de cansancio y hastío vital, guerra de desgaste a todos los niveles. No hay que escoger. Las elecciones siempre son una muestra de infantilismo.